sábado, 27 de diciembre de 2008

Querida almohada:

Fue hace tanto tiempo, desde que te vi por primera vez y analicé tu estructura perfecta.
Fue en un abrir y cerrar de ojos en el que te envolví en mis brazos y decidí que nunca te apartarías de mi.

¿Dónde estas?, te quiero y lloraba por ti desconsoladamente.
Eres mi primer dolor, eres lo único que me reconforta.

Después de descubrirte ante mí, comencé a encontrar mis deseos, los más profundos.
Pero ante ti no existe mi pudor… solo se que lograste ser parte de mis descargas.
De todas.

Lloramos por horas hasta que alguna se ahogaba, nos emocionamos y reíamos.
Ocultabas en tu interior tantas cosas, tantos secretos.
Podía hablar por horas, sola y sabía que solo en ti rebotaría el eco de mi voz.
Siempre que te busqué ahí estabas, como si solo esperáras para confortarme.
Mmmmmmmmmmmmm… suspiros indescriptibles, solo la dosis justa que imaginaba.

Cuando descubres que un objeto mas que el mejor fetiche que pudieras descubrir, el mejor compañero que podrías desear; logra llenar un poquito ese vacio que sientes… entonces estas enamorada.
Enamorada de ti misma y de tus sucios deseos.